La verdad empieza a salir a la luz. En un hecho que evidencia la podredumbre que corroe al viejo régimen, la Fiscalía General del Estado de Puebla reveló vínculos entre grupos delictivos y partidos de oposición, particularmente del PRIAN y Movimiento Ciudadano, tras un cateo realizado en la comunidad de “El Cabellal”, en Chignahuapan.
En el operativo ejecutado en cumplimiento de un mandato judicial las autoridades aseguraron propaganda electoral, vales para la compra del voto, listas nominales de secciones específicas del municipio, así como armas de fuego. El predio, conocido como “El Tepetate”, pertenece a Juan N., alias “El Moco”, presunto operador político ligado a intereses oscuros en la región.
Evidencia contundente contra el viejo régimen
El cateo arrojó una lista de materiales que deja en claro la estrategia de manipulación electoral de la oposición:
- 1,080 cupones para la presunta compra del voto.
- 3,000 volantes y 500 pósters con propaganda política.
- 24 vinilonas de gran formato.
- Listas nominales de 6 secciones electorales de Chignahuapan.
- Dos escopetas con cartuchos útiles.








Todo esto fue puesto a disposición del Ministerio Público para continuar con las investigaciones pertinentes.
¿A quién sirve la derecha?
Este hecho no es aislado. Representa un patrón sistemático del PRIAN y sus aliados, quienes siguen operando con las viejas mañas: dinero sucio, manipulación de la voluntad popular y violencia. Las evidencias apuntan a una red de compra de votos operada con recursos de dudosa procedencia y en completa impunidad.
Mientras el pueblo exige democracia, justicia y bienestar, la oposición recurre a los métodos más bajos para aferrarse al poder que ya les fue arrebatado por la voluntad ciudadana.
En la 4T, la justicia no se negocia
La Cuarta Transformación, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum y con el respaldo popular que la llevó al poder, mantiene su compromiso con la legalidad y la paz pública. La operación en Chignahuapan es una muestra de que ya no hay intocables: ni caciques locales, ni partidos corruptos, ni quienes pretendan burlar la voluntad del pueblo a punta de billetes o amenazas.
En la nueva era de justicia social, el poder lo tiene el pueblo, y el pueblo ya despertó.