POR: @Rocha4T
En recientes días el país ha vivido una de las peores campañas negras por parte de la oposición mexicana. En su intento por rearticularse, recalcular la ruta y la brújula que perdieron en 2018, han recurrido a un sinfín de pócimas, vestuarios, creencias, elocuencias e ideas copiadas de otras latitudes, sin hacer lo que tienen que hacer, un proyecto alternativo de nación.
El PAN inició esta desesperación por no ser lo mismo de siempre y en semanas anteriores vimos su “relanzamiento” al que solo le cambiaron el logo, ya que en lo que constituye el fondo, hasta empeoraron. Fueron tan medievales de apoyarse en los ideales de la Italia fascista, esos que invocan a Dios, Libertad y Familia.
Cualquier persona que no sabe un poquito de historia, de identificaría con ese lema, pero para quienes han ido un poco más allá de ver Televisión Azteca, podrán saber que fue el mismo Benito Mussolini quien reencarnó en esos “ideales”, una forma perversa de controlar y de llevar a la ruina a su país. En México, el PAN, ya fue capaz de hacer esa regresión, esa involución social, política, cultural y partidista.
La desesperación no paró ahí, después vino el mayor evasor de impuestos que tiene México y que se ha hecho millonario a través de las ayudas estatales, de la evasión de impuestos con la Hacienda Pública y de aumentar intereses a las y los clientes que consumen en sus tiendas, bancos y negocios que tiene expandidos en todo el país.
Es como aparece en la escena Ricardo Salinas Pliego, que con el pretexto de celebrar su cumpleaños número 70, dedicó todo un espectáculo a los que su televisara está acostumbrada a hacer, a tirarle a la Presidenta de México y al movimiento que ella, hoy representa. Volviéndola el centro del pintoresco espectáculo, al que, por cierto, no faltaron los acarreados de los que tanto se quejan en los mítines de la Cuarta Transformación.
Ahí, Salinas Pliego dijo algo que resultó interesante, y es que dijo que en 10 días podría pagar los impuestos que él adeuda, ya que estaba harto de tantos procedimientos jurídicos. Lo cierto es que han pasado 10 días y no ha cumplido con su misma palabra. Es risible pensar que todavía hay quienes confían en él y hasta “presidenciable” lo dibujan.
No conformes con eso, la oposición llena de desesperación continúo forzando narrativas, hasta que tocaron un hilo muy sensible, que es la vida de una persona. No ahondaré más en decir nombres. La derecha en México y en todo el mundo, es experta en arrebatar vidas, de desvivir a personajes para convertirles en mártires y apelar al miedo y a la lástima en la gente. Ahí tienen el caso Colosio. Poco les importó que fuera su candidato. Todo era quedar bien con el que manda desde arriba.
Lo que se vivió este fin de semana pasado en Michoacán, no es más que una escena orquestada por la mafia del poder que se resiste a morir, que se resiste a continuar perdiendo privilegios y que a toda costa quiere mancillar a un movimiento que sí, vino a purificar la vida pública de millones de mexicanas y mexicanos que han salido de un estado lamentable de pobreza, hasta hoy contabilizados más de 13.5 millones.

Resaltar que en Michoacán, Morena lleva apenas unos años gobernando la entidad y que al igual que en muchos estados, hay todavía enquistadas muchas inercias del viejo régimen del PRI y del PAN, que están amañando las cosas para no irse de ahí, que cobran fuerza cuando se alían con sindicatos, mafias y hasta el propio crimen organizado.
El mismo crimen organizado al que el PAN, fingió combatir en una absurda guerra contra el narcotráfico, que fue más bien una simulación federal para reacomodar y reasignar plazas, porque eso sí, Felipe Calderón y Genaro García Luna, tenían a sus consentidos.
A estos personajes, sí es creíble cuando comenten de “generación zeta”, porque fue precisamente en su sexenio, cuando los ZETAS, mancharon de sangre a todo el norte de México.
Es así como la oposición, en su desesperación, ya dejó verse fascista, misógina, carroñera, violenta, regresiva, aturdida, fuera de sí, prometiendo cosas que jamás cumple, pero lo principal, sin proyecto alguno. Son los mismos de siempre, los que no se aceptan como son y que de autocrítica no tienen nada, porque no conocen al Pueblo, más bien, desprecian a ese Pueblo, a esas juventudes a las que durante mucho tiempo despreciaron, ningunearon y menoscabaron su dignidad, reduciéndolas a “ninis”.
Hoy, les llaman a marchar y a odiar a una Presidenta que, desde hace muchos años, empezó a verles a los ojos, a construirles universidades, a darles becas, a llevarlos a la felicidad. La oposición jamás entenderá su desesperación, ¿saben por qué? Porque el odio que tienen es más grande.

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